Durante varios días de este año he pensado en estas palabras que dan título a nuestro tema.
Cura de humildad.
La verdad que he pensado si soy o no humilde como para tener una buena cura, pero rápidamente me puse a repasar mis vivencias dentro de mis dos mundos el voleibol y la enseñanza.
Empezare por la enseñanza.
Creo que cualquier profesor tiene que ser lo suficientemente humilde como para sobrevivir en este difícil mundo. Las condiciones con las que contamos no son las mejores para impartir nuestra profesión, y el poco apoyo de la sociedad lo empeora aún más. Cada curso que comenzamos tenemos nuevos alumnos a los que impartir conocimiento y eso hace que pasemos continuamente un examen.