Esto días me encuentro raro sin
la presencia de mi compañero Nacho. EL nacimiento de su segunda hija, ANA, le
ha retenido en casa, acompañando a su pareja en los primeros quehaceres de esa
nueva vida. Estas líneas van para Ti y tu familia.
Conversamos y mucho sobre los
temas relacionados con el instituto, pero también en la forma de ver hoy en día
la vida y como la veíamos hace años. El comportamiento de la sociedad, de
nuestros jóvenes, de sus padres. Como eso afecta a su educación, a su formación,
a sus principios. Los valores que se toman para toda la vida y los que no, como
la van a liderar pero también como se van a enfrentar a ella y las herramientas
que van a tener para combatirla.
Muchas veces indico a mis jóvenes
alumnos que el instituto es un “GRAN TEATRO”, un mundo irreal donde las
consecuencias a las acciones cometidas no son evaluadas en la proporción que la
sociedad va a tener con ellas. En el momento que sales de esas cuatro paredes todo cambia.
Los divorcios en el instituto se
toman como aprendizaje, como experiencia de la adolescencia, como amores
infantiles que tienes que pasar, como doloroso camino que sirven para endurecer
un inocente corazón que cree todavía en “la media naranja” o en su “príncipe
azul”. La inocencia de esos primeros amoríos.
Los divorcios en la realidad
conllevan juicios y batallas. No solo en los tribunales, juicio de valores,
sociales y familiares. Las Batallas por la custodia de los pequeños individuos
afectados por la ruptura de sus padres, las situaciones económicas
insostenibles debido a la separación de los cónyuges, el distanciamiento, las
peleas, las mentiras, los insultos, y demás comportamientos no son lo que
fueron en la adolescencia.
Por eso de ese “GRAN TEATRO” que
todos tenemos que realizar en el instituto.