Mientras observo a mi padre jugando absorto al ajedrez, no consigo olvidarme de mis pensamientos, y de mis cosas. No puedo prestarle atención a nada ni a nadie, solo estoy centrada en mi problema.
- ¿Te encuentras bien hija? pregunta mi padre desde la mesa donde está jugando.
- Sí papá, me encuentro bien, Miento como puedo para evitar ser descubierta y luego digo ¿puedo jugar un rato contigo?
- Claro, contesta él , ven aquí y echamos una partida.
Comenzamos a jugar en silencio, mientras ninguno dice nada, hasta que por fin sin poder evitarlo decido contárselo.
- He discutido con mis amigos papa, bajando la cabeza para evitar ver sus ojos.
- Ya sabía yo que pasaba algo, es difícil engañar a tu padre - respondió sin dejar de mirar la partida.
- ¿Qué le pasa a mi jugada? le digo intrigada
- ¿no ves nada raro hija?
- No, no veo nada fuera de lo normal papá.
- A ver , continuó mi padre, si haces ese movimiento debes darte cuenta de que has cometido un error. Ahora bien ¿qué harías?
-Fácil, muevo la pieza hacia atrás y hago el movimiento correcto -Todo esto mientras desplazaba la ficha hasta su lugar de origen.
- Puedes hacer esto ahora porque estamos jugando entre nosotros dos, pero en una partida de ajedrez real eso no sería valido. El ajedrez - continuó mi padre- te enseña que si cometes un error debes buscar el máximo número de soluciones al problema planteado, como para no perder la partida. Pero está claro que tu rival estará mas confiado viendo tu error. Además le toca mover a él y tu solución era incorrecta.
Mi padre entonces me preguntó.
-¿Puedo yo atacarte a más de una pieza?
Entonces me puse a pensar y miré las piezas del tablero. Me doy cuenta de que hay varias piezas que pueden ser comidas y entonces digo.
- Sí, esas dos piezas están en peligro ,señalándolas en el tablero.
- Muy bien, respondió mi padre. El ajedrez hace muchas referencias a la vida real. Si cometes un fallo puede que éste afecte a varias personas, como ocurre sobre el tablero. Una mala decisión puede afectar a tus amigos, familia y seres queridos, aunque en un principio parezca que nadie va a salir perjudicado.
-¿ Acaso cometiste el error intencionadamente?
- No, le contesté.
Mi padre reflexionó entonces.
-En la vida muchos fallos se cometen sin desearlos, como imagino que te habrán ocurrido a ti. Pero hay que buscarles igualmente una solución, tratando de hacer daño a la menor gente posible. Con tus amigos debes hacer lo mismo, buscar soluciones. Ellos te entenderán y todo se habrá solucionado.
- ¿Y si no me entienden? volviendo a bajar la cabeza y posando sus ojos sobre el tablero de ajedrez.
- Busca la manera de que lo hagan, al igual que buscaste una solución a tu movimiento erróneo en el ajedrez. Ahora mismo vuestra amistad es el REY, y el problema que hayais tenido son las piezas enemigas que harán todo lo posible por darle JAQUE MATE.
Pero recuerda, el REY no está solo. Tiene muchas piezas protegiéndole y anudándole , no dejes que tus enemigos se las coman.
- ¿Pero siempre me van a atacar alguna pieza papá? contesté desanimada.
- Siempre hay que sacrificar unos cuantos peones si se quiere ganar la partida.
En ese momento y tras escuchar las palabras de mi padre empecé a recobrar la confianza en mí misma. Continuamos jugando la partida entre risas, y mi padre sigue ganándome. En cierto momento de la partida, tras perder muchos peones y algunas otras piezas los roles cambian, y soy yo la que me hago con la partida.
- JAQUE MATE, grite pletórica de alegría por haber ganado por primera vez a mi padre.
- Muy bien hija - me felicita mi padre. Has visto cómo has podido ganar utilizando tus estrategias, y no dándote por vencida a la primera de cambio.
Asiento la afirmación y escuché la última lección de mi padre.
-Esto es lo que tienes que hacer con tus amigos.
Lancé una sonrisa a mi padre y antes de irme le abracé con todas mis fuerzas.
Muchas gracias AJEDREZ, me ha encantado jugar esa partida con mi padre
Gracias Sofia
Gracias por aconsejar a mi hija que lea esto. Espero que aprenda de ello.
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