Paseando
por el patio en el recreo me he encontrado con mi buen alumno Toshko y sus
curiosas preguntas. Hoy el debate ha partido sobre el artículo de la
infantilización de la sociedad. En un momento dado me ha dicho que muchos
alumnos piensan ¿para qué venir al instituto?, ¿para qué sirven las
asignaturas que impartimos?. La verdad que días anteriores ya sufrí dichas
preguntas al explicar los números complejos en 1º Bachillerato, pero Toshko fue
más allá. Me dijo una frase increíble:
“El
instituto penaliza la creatividad pues obliga a seguir un orden y pautas
establecidos por el profesorado”
Consideraba
que se coartaba su creatividad debido a la forma de impartir la materia por parte
de los profesores. Reflexioné sobre ello y seguimos conversando e intercambiando
ideas sobre dicho tema. Pero la idea no se me iba de la cabeza.
Recordé
otra conversación con Paco Gil que
indicaba cómo los alumnos pensaban en el interés que los profesores teníamos
porque aprendieran, cuando eran ellos los que tendrían que mostrar dicho
interés. Éramos los profesores los que agobiábamos a los alumnos con la cultura
del conocimiento, mientras que a ellos no les era importante.
Me
puse a indagar con más alumnos y Leyre Díaz me dijo “la educación no es el
problema, es cómo se está enfocando el modelo de Educación”. Aunque le di la
razón, le indique que desde tiempos inmemorables los alumnos siempre se han
quejado de los métodos de sus profesores. Ninguna generación ha pensado que la
forma de estudiar que tuvieron fuera la idónea, se podría haber mejorado,
fíjate ahora o fíjate como estudian los finlandeses…..son respuestas bastante
recurrentes. Es verdad que todo se puede mejorar, pero la mejora empieza por
uno mismo.